lunes, 15 de marzo de 2010

A la Muerte.

A la Muerte.
To Death; Amy Levi (1861-1889)

Si dentro de mi corazón hay hastío,
Si la llama de la poesía
Y el fuego del amor se hace frío,
Lacera mi carne sin cortesía.

Rápido, sin pausa ni demora;
No dejes el campo de mi vida sobre el huerto
Con la ceniza de los sentimientos muertos,
Deja que mi canto fluya con ternura.

Pena.

Pena.
Grief; Elizabeth Barret Browning (1806-1861)

Os digo que la pena sin esperanza es pena sin pasión,
Y que sólo los hombres incrédulos sienten dolor,
Arrebatados por la angustia, en el aire nocturno
Ascienden hacia el trono de Dios vociferando conjuros.
Desierto pleno de almas, yace el silencio desnudo
Bajo el níveo y vertical ojo del Cielo absoluto.

El hombre de corazón profundo expresa la pena
Por sus muertos en el silencio más quedo, mudo,
Como una estatua descomunal erguida en eterna piedra,
Sin moverse hasta que él mismo yace en la tierra.
Tocadlos, el mármol de sus ojos nunca se humedece,
Pues si llorar pudiese, podría surgir y desaparecer.

Detrás de mí.

Detrás de mí.
Emily Dickinson.

Detrás de mí, profunda eternidad.
Frente a mí, inmortalidad.
Yo misma, la frontera entre ambos.
La Muerte fluye en el Gris Oriental,
disolviéndose en el alba distante,
antes de que el Oeste comience.

Estos Reinos, después de todo, dijeron ellos;
en perfecta, incesante monarquía,
cuyo príncipe es hijo de nadie,
Él mismo, dinastía inmemorial,
Él mismo, él mismo diversificado
en un celestial duplicado.

Este Milagro ante mí,
Este Milagro detrás de mí,
siempre creciendo hacia el mar,
con la medianoche en mi norte,
con la medianoche en mi sur,
y la Tempestad en los cielos.

El Misterio del Dolor.


El Misterio del Dolor.
The Mystery of Pain; Emily Dickinson (1830-1886)

Hay un elemento blanco en el Dolor;
Yo no puedo recordar
Cuando hubo de comenzar,
Si fue durante el día
Cuando en realidad no.

No tiene futuro sino el propio,
Sus reinos infinitos
contienen el pasado,
Percibiendo, iluminado,
Un nuevo período de dolor.

viernes, 12 de marzo de 2010

A una gota de rocío.


A una gota de rocío.
Carolina Coronado Romero de Tejada (1820-1911)

Lágrima viva de la fresca aurora,
a quien la mustia flor la vida debe,
y el prado ansioso entre el follaje embebe;
gota que el sol con sus reflejos dora;

Que en la tez de las flores seductora
mecida por el céfiro más leve,
mezclas de grana tu color de nieve
y de nieve su grana encantadora:

Ven a mezclarte con mi triste lloro,
y a consumirte en mi mejilla ardiente;
que acaso correrán más dulcemente
las lágrimas amargas que devoro...
mas ¡qué fuera una gota de rocío
perdida entre el raudal del llanto mío...!

Carolina Coronado (1820-1911)

El Miedo.


El Miedo.
Alejandra Pizarnik.

En el eco de mis muertes
aún hay miedo.
¿Sabes tu del miedo?
Sé del miedo cuando digo mi nombre.
Es el miedo,
el miedo con sombrero negro
escondiendo ratas en mi sangre,
o el miedo con labios muertos
bebiendo mis deseos.
Sí. En el eco de mis muertes
aún hay miedo.

Alejandra Pizarnik.


Epitafio en una encrucijada.



Epitafio en una encrucijada.
A crossroad epitaph; Amy Levy (1861-1889)
Am Kreuzweg wird begraben
Wer selber brachte sich um.
(En la cruz será enterrado
el que se entregó a sí mismo)

Cuando el mundo cerró su oscuridad sobre mí,
Llamé a Dios, pero Dios jamás vino hasta aquí.
Entonces, agotando mi penoso destino
Llamé al Amor, pero el Amor nunca vino.
Cuando la desdicha reunió todo mi sufrimiento,
La Muerte, fue la única en escuchar mi lamento.

Amy Levy (1861-1889)

miércoles, 10 de marzo de 2010

Recuerda.

Recuérdame cuando haya marchado

Lejos en la Tierra Silenciosa;
Cuando mi mano ya no puedas sostener,
Ni yo dudando en partir, queriendo permanecer.
Recuérdame cuando se acabe lo cotidiano,
Donde revelabas nuestro futuro pensado:
Sólo recuérdame, bien lo sabes,
Cuando sea tarde para plegarias o consuelos.
Y aunque debas olvidarme por un momento
Para luego evocarme, no lo lamentes:
Pues la oscuridad y la pena dejan
Un vestigio de los pensamientos que tuve:
Es mejor el olvido en tu sonrisa
Que la tristeza ahogada en tu recuerdo.

Podría Estar más Sola. Emily Dickinson.


Podría Estar más Sola.
Emily Dickinson

Podría estar más sola sin mi Soledad,
tan habituada estoy a mi destino,
tal vez la otra paz,
podría interrumpir en la oscuridad
y llenar los vacíos del pequeño cuarto,
demasiado exiguo en su medida
para contener el sacramento de él,
no estoy habituada a la esperanza,
podría entrometerse en su dulce ostentación,
violar el lugar ordenado para el sufrimiento,
sería más fácil fallecer con la tierra a la vista,
que conquistar mi azul península,
perecer de deleite.